lunes, 2 de abril de 2018

"Il corsaro" en Les Arts - 01/04/2018


El primer deseo de componer una ópera sobre un libreto basado en The corsair de Byron fue del propio Verdi, él encargó a Piave escribirlo, pasó el tiempo y Piave quiso dárselo a otro compositor pero Verdi se opuso y al final decidió emplearlo en una de sus óperas, por lo tanto, a Verdi, cuyo talento dramático está fuera de toda duda, parece ser que la historia le gustaba. Quizás el principal problema que tuvo, junto a las prisas por componer la ópera y hacerlo seguramente a disgusto por su malestar con el editor, fue el hecho de no ir colaborando con el libretista y poder dar órdenes para cambiar escenas o algunos versos de las arias, o incluso pedirle nuevas arias que definieran mejor los conflictos o la diferente psicología de los personajes, cosa que sí hizo en muchísimas de sus óperas. El resultado fue una obra que, en lo dramático, no funciona bien y en lo musical no llega a ser genial en ninguno de sus números cerrados pero que tiene cierto interés en momentos muy puntuales (el aria de entrada de Medora, la introducción a la escena en la prisión, el concertante o el trío final, por citar algunos). Además el hecho de contar con dos sopranos protagonistas y rivales, aunque no enfrentadas, dota a la ópera de un morboso atractivo. Es difícil poner en escena Il corsaro, Nicola Raab no lo tenía fácil. Cuando escribía sobre Peter Grimes decía que era fácil ponerla en escena porque Britten lo da todo, aquí estamos en el ejemplo contrario, en Il corsaro todo son escollos para el director de escena; por eso mi opinión sobre esta coproducción del Palau de les Arts y la Ópera de Monte-Carlo es contradictoria. Valoro positivamente hacer otra cosa con esta disparatada historia en la que los héroes quieren morir y se niegan a ser salvados para después erigirse en salvadores; recurrir a la fuente del libreto y plantear la ópera como una visión onírica del Lord Byron mientras escribe su poema justifica las incongruencias en la trama de la ópera, eso está ya visto pero es un recurso y aquí es útil pero en conjunto no parece que esté bien resuelto, quizás por problemas del propio libreto y de su estructura acartonada en números cerrados. El carácter onírico e irreal de ese mundo de fantasía de Byron se ve reforzado al recurrir en el vestuario de George Souglides a una estética trillada, kitsch, o incluso vulgar, propia de la factoria Pixar y a vistosas y sencillas videocreaciones de Miguel Bosch que rompen la monotonía de la escenografía del citado Souglides.

El nivel vocal de esta producción es de gran altura. Fantástico el Corrado de Michael Fabiano, un tenor lírico de potente y atractivo timbre, que abre ligeramente en los agudos, su canto muy bien articulado, seguramente nos dará muchas satisfacciones en el futuro, dota al personaje de un ímpetu apasionado que le va como anillo al dedo al corsario. Kristina  Mkhitaryan derrocha musicalidad y buen gusto como Medora, mientras que el ajustado canto de Oksana Dyka se ve ensombrecido por un timbre muy poco agradable y tendencia al grito, como de muñeca diabólica, más propio de una bruja que de una heroína, especialmente cacofónica fue su aria de entrada junto a las odaliscas, conforme avanzaba la representación me fue gustando más.  Disfruté muchísimo con el canto de Vito Priante, no es el típico barítono verdiano, no tiene un timbre contundente, qué placer tener un cantante que frasea, que domina el legato y que es pura musicalidad, su timbre no es grande pero recorre la sala con suficiencia, es de esos cantantes que parece que pueden parar el tiempo para que nos recreemos en su canto. El Coro de la Generalitat y la Orquesta de la Comunitat Valenciana siguen manteniendo el alto nivel al que nos tienen acostumbrados y Fabio Biondi los condujo muy bien, no me sorprendió porque, dentro de este estilo romántico italiano, hace años ya ofreció una estupenda Norma en versión concierto en el Palau de la Música.



lunes, 19 de marzo de 2018

Verdi - "Il corsaro" - Acto 3.

Ir al Primer acto.  Comienza el tercer acto en los apartamentos de Said en Corone con una muy breve introducción orquestal y un recurso muy común en Verdi que consiste en la utilización de golpes de percusión para crear tensión, le sigue el recitativo del bajá Said, a través del mismo podemos ratificar que Corrado, el jefe de los corsarios, ha sido hecho prisionero después de haber intentado quemar el palacio del bajá e intentado raptar a Gulnara -raptar según el bajá, nosotros sabemos que solo quería liberara las odaliscas-, a Corrado le espera una muerte agónica, conocemos también los celos del bajá ("dubbia ed ama...sospetta ed adora"). El aria no muy elaborada, está entre lo mejor de la ópera, una bonita melodía que perfila muy bien el personaje del bajá, que como muchos barítonos verdianos (Said es un conde de Luna en ciernes), no es nada cándido y además, vive atormentado por la sospecha. Una vez finalizada el aria hace llamar a Gulnara a su presencia en un dúo recitado con Selim y, para no perder las formas, seguidamente llega una cabaletta que yo driría que tiene aires mariales, con su repetición (S'avvicina il tuo tormento"). Entra Gulnara y en su tenso dúo con Said intercede por Corrado pidiendo que lo deje con vida, el celoso bajá intuye, acertadamente, que está enamorada del corsario, entonces le amenaza con la muerte y se va, por las últimas palabras que pronuncia Gulnara ya intuimos que se vengará. También este dúo, que se adentra en el registro grave de la soprano, acaba con cabaletta, Verdi sigue atado a las formalidades donizettianas.

Seguimos con la misma versión de Frankfurt 1971 que está francamente bien, con un joven López-Cobos en la dirección, un entregado Casellato-Lamberti como Corrado, la no menos entregada Gulín, el estilista Bruson y la joven Ricciarelli:


En la segunda escena la acción se traslada a una celda en una torre de la fortaleza del bajá donde se encuentra encadenado Corrado, tras una dilatada introducción orquestal -un preludio- a cargo de las cuerdas con intervenciones solistas de violín y violonchelo, comienza un recitativo de Corrado que recupera la melodía de la introducción (todo este principio de la segunda escena es también de lo mejor de toda la ópera), aparece Gulnara, que ha llegado a escondidas, dispuesta a salvarlo incluso conociendo que él está enamorado de otra mujer, la esclava ha sobornado a los guardias y tiene dispuesta una nave para escapar, pretende que Corrado empuñe una daga contra Said; sin embargo, inexplicablemente, Corrado se opone -¡Y eso que en el primer acto exclamaba: "All'armi, all'armi"!-, se siente derrotado y tiene asumido que va a morir, esta obsesión por la muerte del protagonista, pasando olímpicamente de Medora -a la que por otra parte recuerda-, es difícil de entender. Ante la negativa de Corrado al asesinato del bajá, Gulnara sale dispuesta a hacerlo en su lugar, mientras Corrado sigue con su pasividad y pide a Dios desaparecer de este mundo. Regresa Gulnara después de que hayamos escuchado un agitado tema en la orquesta que ya había aparecido en la obertura, ha asesinado a Said y asegura que si no puede amar a Corrado al menos podrá salvarlo, entonces Corrado cambia de parecer y decide huir con Gulnara asegurando que si no puede amarla al menos podrá salvarla, esto ya es el colmo de la contradicción: el salvado dice ser el salvador, una manera de aprovecharse del trabajo ajeno. La pareja sale huyendo.


Termina la ópera en el mismo lugar que comenzó, la escena tercera se desarrolla en la playa en la isla de los corsarios, la introducción a esta escena recupera la melodía del aria de Medora "Non son le tertre imagine", ha llegado la nave corsaria pero Corrado no ha regresado con ellos; Medora, en un recitativo de un lirismo plemo, se lamenta, entonces se ve aparecer una nave en la lejanía, es Corrado y Gulnara que llegan a la isla, son recibidos por Medora, su impaciencia y funestos presentimientos le han hecho ingerir veneno y tras conocer los acontecimientos sucedidos en Corone muere en brazos de Corrado, éste se arroja al mar, un grupo de corsarios va tras él para salvarlo y Gulnara se desmaya. Muy hermoso el trío final con intervención del coro con desarrollo vertiginoso de los últimos acontecimientos, un efecto cien por cien verdiano.


miércoles, 14 de marzo de 2018

Verdi - "Il corsaro" - Acto 2 - Gulín, Bruson, López Cobos 1971.

El segundo acto de Il corsaro transcurre en la ciudad de Corone, situada en la península del Peloponeso, que hoy forma parte de Grecia pero que en el momento en que transcurre la acción está en manos del Imperio Otomano. Comienza el acto con un coro de odaliscas del harén del bajá Said que presentan a la favorita del bajá, Gulnara. Es un coro introductorio muy breve que tiene una función parecida a la de la entrada de Éboli en Don Carlos, que el espectador se sumerja en la acción, esto ya había pasado en el principio del primer acto con la presentación de Corrado y el coro de corsarios y pasará otra vez más adelante con la entrada de Seid y el coro de musulmanes. Gulnara nos cuenta en su aria que se siente desgraciada, está en tierra extraña y odia a Said. Aparece un eunuco con una invitación para asistir a la celebración de la victoria del bajá sobre los corsarios, el bajá va de sobrado, celebra la victoria antes de que tenga lugar la batalla, ella acepta la invitación, pero no irá sola, le acompañarán la otras esclavas del harén.

Esta escena tiene una estructura muy tradicional, un coro de odaliscas que sirve de presentación de Gulnara al que sigue Recitativo-Aria-Cabaletta con coro. Entre el aria y la cabaletta tiene lugar el ofrecimiento del eunuco para asistir a la fiesta.El aria no es my vistosa, está acompañada por las cuerdas en pizzicato y la parte más complicada está en las vocalizaciones de la sección conclusiva; la cabaletta, como es lo habitual, sí es más complicada en lo vocal, con ascensiones al agudo, notas en staccato, escalas y la intervención del coro de odaliscas (Recitativo: Ne sulla terra creatura alcuna, aria: Vola talor dal carcere y cabaletta: Ah conforto é sol la speme)

Escuchamos la escena en la grabación en vivo efectuada en Frankfurt en 1971 con dirección de Jesús López Cobos y con la soprano Ángeles Gulín interpretando a Gulnara. 


El papel de Gulnara fue escrito para ser interpretado por Marianna Barbieri Nini, alumna de Giuditta Pasta, fueron famosas sus prestaciones en papeles como los de Anna Bolena de Donizetti o Semiramide de Rossini, estrenó dos papeles más de Verdi, Lucrezia Contarini en I due foscari y Lady Macbeth, era por lo tanto una soprano dramática de agilidad de canto potente y muy resuelto en la zona media y grave de la tesitura. 

Solo queda que Verdi nos presente al cuarto y último personaje principal, el cruel y sanguinario bajá Seid.  En la escena segunda del segundo acto vemos el puerto de Corone con toda la flota musulmana y el dispositivo para la celebración de la presunta victoria sobre los corsarios. Un coro de soldados musulmanes precede la entrada de Said, todos se postran y hace acto de aparición el bajá con un recitativo y un aria solemne con intervención del coro y un acompañamiento instrumental bastante sencillo. Aparece un esclavo anunciando que un derviche (un religioso musulmán) ha escapado de los corsarios y quiere hablar con el bajá. Mientras mantienen una conversación en recitativo acompañado que muta en un dúo, un barco estalla en llamas y el fuego comienza a arrasar la flota turca y las tiendas del harén (se supone que el ataque corsario se ha precipitado a lo previsto pero nada de eso se desprende del libreto). Said adivina por arte de magia que el derviche que dice haber escapado de los piratas es un espía y manda detenerlo, en ese momento Corrado se quita el disfraz, debajo, sorprendentemente, tenía puesto tanto el casco como la armadura y da ánimo a sus corsarios, escucha voces que vienen del harén pidiendo socorro, son las odaliscas, Corrado decide volver para salvarlas y rescata a Gulnara, los turcos aprovechan para recuperarse y hacerse con el control de la situación, Corrado es detenido, mientras Gulnara, que ha presenciado el enfrentamiento entre Corrado y Said, se cae rendida ante el jefe de los corsarios, amor a primera vista. Los turcos cantan su victoria sobre los corsarios, algunos de éstos han sido detenidos, otros han logrado escapar, Said se da por satisfecho, no piensa perseguirlos, preparará una muerte lenta para Corrado, mientras Gulnara y las esclavas del harén intentan interceder por él. Termina el acto en un gran concertante en el que intervienen Said, Corrado, Gulnara, Giovanni (otro corsario apresado)  y el coro que se divide entre odaliscas y musulmanes, como traca final una espectacular stretta con intervención de los citados.

Seguimos con la misma versión, ahora se incorpora el barítono Renato Bruson como el bajá Seid.


El primer intérprete del bajá Seid también fue muy famoso en su época, se trataba de Achille de Bassini, que interpretó también por primera vez los papeles de Francesco Foscari en I due foscari, Miller en Luisa Miller y Fra Melitone en La forza del destino, debió ser un barítono noble, de notable extensión y con facilidad para el agudo; parede ser que Verdi llegó a pensar en él para estrenar el papel de Rigoletto. 

martes, 13 de marzo de 2018

Verdi: Il corsaro; - Acto 1 - y homenaje a Jesús López Cobos.


El primer acto de Il corsaro comienza en una zona rocosa junto a inmensos acantilados en una isla del mar Egeo donde tienen su refugio los corsarios. Está anocheciendo y un coro interno de corsarios bebe y canta las alabanzas a su modo de vida, su patria es el mar, su existencia está sometida a peligros y batallas con objeto de alcanzar grandes botines. Entra en escena Corrado y se muestra orgulloso del canto de sus camaradas. A través de su aria de entrada conocemos que está enfrentado a la sociedad entera a causa de un efímero amor juvenil, no entra en muchos detalles pero ya vemos que nuestro héroe se ha visto forzado, por la razón que sea, a situarse al margen de la sociedad y que su corazón está lleno de resentimiento y ansia de venganza hacia ella. Entran unos corsarios y le dan una misiva enviada por un explorador, sin explicar exactamente de que se trata Corrado dispone que zarparán a la lucha contra los musulmanes en una hora. Es de suponer que ha tenido noticias de que van a ser atacados por la flota turca y ha decidido anticiparse, pero nada de esto permite asegurar con certeza el texto del libreto.

Vamos a escuchar un fragmento de esta escena incluyendo también el Preludio del acto que introduce el tema de la muerte de Medora y es muy breve, apenas llega a los tres minutos,  sigue el coro interno, también breve y la intervención de Corrado resuelta en un recitativo (Ah! si, ben dite ... ) al que sigue el aria (Tutto parea sorridere), que tiene la particularidad de que en su zona central Verdi inserta una especie de recitativo acompañado; tras el aria viene un pasaje de transición con la presentación de la misiva del mensajero por un bajo y, como broche final, para no perder la tradición, la belicosa cabaletta con coro (Si: de' corsari il fulmine)  en la que los corsarios encabezados por Corrado se muestran dispuestos a tomar las armas contra los musulmanes, tras la preceptiva repetición de la cabaletta con ímpetu y determinación termina esta vertiginosa escena, acaba de comenzar la ópera y ya nos vemos abocados a la guerra.

Haremos un homenaje al recientemente fallecido Jesús López Cobos con una grabación efectuada en Frankfurt 1971 con  Giorgio Castellato-Lamberti, Katia Ricciarelli, Ángeles Gulín y Renato Bruson.


El papel de Corrado fue estrenado por el tenor Gaetano Fraschini, uno de los más famosos de su generación habiendo cantado en óperas de Rossini, Bellini, Mercadante y sobre todo de Pacini, Donizetti y Verdi (estrenó Zamoro en Alzira, Arrigo en La battaglia di Legano, Stiffelio, Riccardo en Un ballo in maschera, e interpretó también los papeles de tenor protagonista en Oberto, Ernani, I Lombardi, I masnadieri, Luisa Miller, Il trovatore, Simon Boccanegra, Las vísperas sicilianas y La forza del destino), muchos lo consideran el tenor que marca la transición de Donizetti a Verdi, uno de los sucesores de Duprez, por lo tanto, prototipo del tenor di forza romántico. Tenía una voz squillante, con metal, brillo y fuerza, Donizetti lo recomendó para alguna de sus óperas pero también llegó a quejarse de que cantaba siempre en forte (las críticas confirman que con el tiempo mejoró en el uso de la media voz), Verdi lo consideraba en una carta al libretista Cammarano un "Manrico naturale", uno de sus caballos de batalla fue el papel de Edgardo en Lucia di Lammermoor, gracias a este personaje y a su interpretación de la escena final era conocido como el tenor de la "maledizione".

Segunda Escena. Encontramos a Medora en su habitación, situada en un torreón de la fortaleza de los corsarios, desde un balcón se puede contemplar el mar, mientras espera la llegada de Corrado, que se retrasa, echa mano al arpa y comienza a cantar su lamento "Non so le tetre immagini" el fragmento más conocido de la época gracias a su aparición en recitales de sopranos. Medora es agorera desde la primera vez que abre la boca, en ese mismo momento ya está pensando en un hipotético suicidio si se diera el caso de la duda sobre la existencia de Corrado. La introducción y primera parte del recitativo previo nos pueden hacer recordar algún momento de La traviata y en toda esta primera parte de la escena se respira un ambiente de nocturnidad que casa perfectamente con algunas partes de Il trovatore en las que interviene Leonora. De la soprano que estrenó el papel de Medora, Carolina Rapazzini, no sé nada, su aria está plagada de delicadas ornamentaciones y exigencias dinámicas que exigen el uso de la media voz y pianísimos, pero en modo alguno estamos ante una soprano ligera.

Cuando Medora termina la canción Corrado hace acto de aparición y también insiste en esa idea de que ante la desaparición de Medora no queda más remedio que el suicidio. Sin ninguna explicación comunica a Medora que debe partir en ese mismo instante por un breve período de tiempo, ella insiste en sus nefastos presentimientos (es una especie de Casandra pero de irregular tino), se oye un golpe de cañón que avisa que el barco de los corsarios debe zarpar, un segundo golpe y Corrado se marcha mientras Medora cae desmayada. Así finaliza el primer acto.

Escuchamos el lamento de Medora que en la partitura se denomina "romanza" y el dúo con el concluye el acto en las voces de Cassellato-Lamberti y Ricciarelli, Frankfut 1971, con dirección de López-Cobos.


lunes, 12 de marzo de 2018

Il corsaro - Una cosa rara que va de piratas y rescates.

Genova: un galeone e un articolo sulla prigionia del corsaro Dragut.
Como en la mayoría de los teatros de ópera, las óperas de Verdi fichan cada año en el Palau de les Arts y este año le ha tocado a Don Carlo y también a Il corsaro, ópera, que atendiendo a las veces que ser programa, es una auténtica rareza. Pertenece a la época "de las galeras" y se sitúa detrás de otras óperas más conocidas, como I lombardi, I due foscari, Nabucco, Attila y Macbeth y justo antes de otra rareza, La bataglia di Legnano, y de las muchísimo más conocidas Luisa Miller y Rigoletto, su primera obra maestra absoluta, de la que solo la separan tres años. La ópera trata de los amores de Corrado, un héroe que vive al margen de la sociedad y que está obsesionado con el suicidio.

Corrado es un corsario que, advertido que va a ser atacado por el bajá Seid y pese al consejo y pesimismo de su amada Medora, se infiltra en el puerto de Corone para anticiparse al ataque turco. Se presenta disfrazado ante Seid y no es reconocido, pero los corsarios atacan antes de hora y el pobre Corrado es decubierto, terminando herido y arrestado al entretenerse por intentar salvar a las esclavas del harén del bajá. Gulnara, esclava y concubina a la fuerza del bajá, que ha sido salvada de las llamas por Corrado, se enamora del corsario y, tras matar al bajá, salva a Corrado. Cuando éste, acompañado por Gulnara, regresa a la isla del Egeo donde tienen su refugio los corsarios, se reencuentra con Medora que, creyendo que éste ha muerto, ha ingerido veneno. Corrado, que no puede soportar el dolor por la muerte de Medora se tira al mar y desaparece delante de todos, mientras Gulnara se lamenta.

Verdi había encargado en 1845 un libreto sobre The Corsair de Byron a Francesco Maria Piave, libretista de muchas otras óperas verdianas: Ernani, I due fuscari, Attila, Macbeth, Stiffelio, Rigoletto, La traviata, Simon Boccanegra, La forza del destino, Piave hubiera sido también el libretista de Aida si no lo hubera impedido un ataque cardíaco.  Como es de sobras conocido en aquellos años "de galeras" Verdi era una máquina de hacer óperas, y ésta fue compuesta en su mayor parte con especial premura porque el compositor estaba muy atareado por la producción de I masnadieri, en Londres y Jérusalem en París.

En 1846 ya había escrito el dúo de la prisión entre Corrado y Gulnara y el trío del último acto entre éstos y Medora; pero Verdi no se encontraba a gusto con la obra. Aunque tanto el tema como el libretista lo había elegido el mismo Verdi, encontraba el libreto de Piave frío y carente de efectos teatrales, además la compuso sin saber dónde se estrenaría y los cantantes que la iban a representar. Por otra parte, Verdi estaba muy disgustado con los modos y maneras de Lucca, el editor con quien había efectuado el contrato, porque se había visto presionado para terminar Attila y para cumplir a desgana su contrato en Londres, también le había enfadado el hecho de que Lucca le enviara a finales de 1847 un cheque de 1000 francos (no sé exactamente por qué pero se queja de ello en una carta), lo consideraba insensible e ingrato. Parece que Verdi había firmado el contrato con Lucca un poco por despecho con Ricordi que había autorizado la publicación en la revista "La Gazzetta Musicale di Milano" una crítica un tanto mordaz sobre Giovanna d'Arco, este contrato le obligaba a ceder los derechos de tres óperas, una de ella debía representarse en Londres, en principio iba a ser Il corsaro la destinada a Londres pero no fue así, al final la estrenada en Londres en 1847 fue I masnadieri.

La partitura se terminó en París en febrero de 1848. El estreno, que tuvo lugar en el Teatro Grande de Trieste el día 25 de octubre de 1848, fue elección de Lucca pues el editor tenía todos los derechos sobre la obra. Verdi no acudió al estreno, supongo que más porque no pudo que porque no quiso pero hay opiniones para todos los gustos. La ópera tuvo muy poco éxito ("si el público tuvo la amabilidad de no silbar, solo fue a causa de su bondad innata" escribía Il constituzionale.), presentándose muy poco en el resto de Italia (Milán, Módena y Turín en 1852, Novare, Venecia y Malta en 1853 y  Nápoles en 1854). Se recuperó un siglo más tarde en Venecia, concretamente en 1963.

De Il corsaro no hay muchas grabaciones pero afortunadamente una de las grabaciones que existen, con el panorama actual, parace insuperable, reunía a tres grandes cantantes del momento, Montserrat Caballe como Gulnara, Jessye Norman como Medora  y José Carreras como Corrado, bajo la dirección del siempre eficiente Lamberto Gardelli y la publicó Philips a mediados de los años setenta, el único lunar que tiene es la presencia de Gian Piero Mastromei como bajá Seid, que tampoco lo hace tan mal pero no está a la altura del resto del reparto. En la biografía de Caballé ponen esta grabación a caer de un burro, pero no es para tanto, si bien es cierto que no es el mejor testimonio del arte de la soprano catalana, quizás hubiera resuelto con más soltura el papel de Medora, pero Jessye Norman, no siendo una belcantista nata, lo hace estupendamente.


Yo creo que es una de las mejores grabaciones que nos ha dejado José Carreras, con un papel que le iba especialmente bien, aquí tenemos un testimonio en directo de cómo el tenor cantaba el aria de entrada de Corrado:




Para los amantes de las grabaciones en vivo es muy buena opción la publicada por Opera Gala, Opera d'Oro y otros sellos grabada en Frankfurt en 1971 con Giorgio Castellato-Lamberti, Katia Ricciarelli, Angeles Gulin, Renato Bruson, bajo la dirección del recientemente fallecido Jesús López Cobos.

domingo, 11 de marzo de 2018

ROSA, ROSAE

Como no solo de ópera vive el hombre y como no solo cantan ellas, hoy traigo al blog una canción que se quedó conmigo desde el primer día que la escuché. Vincio Capossela es italiano, cantante, curiosamente nació en Hanóver, pero Capossela es más que un cantante, es poeta.


Con una rosa hai detto
Vienimi a cercare
Tutta la sera io restero' da sola
Ed io per te...
Muoio per te...
Con una rosa sono venuto a te